La presentación de las obras ‘Prácticas Espirituales Sufies’ y ‘Perlas Rosadas, Esencia del Camino Sufi’ fueron acompañadas por un Concierto de Música Sufi a cargo del conjunto ‘Sonidosilencio’ (Música devocional Sufi): Armonio, Laúd, Guitarra, Percusión y de las Danzas de Giro Derviches, a cargo del grupo ‘Centro de Giro Derviche’ de Buenos Aires.
"Estamos todos juntos aquí reunidos y sin lugar a dudas hubo ‘algo’ que nos trajo a este lugar", afirmó Abdul Karim Baudino, encargado de la apertura de la charla. Hay algo en nosotros, hubo algo que despertó un interés, continuó.
Pero ¿dónde está el núcleo, el interés de estos libros que se presentaron en esta oportunidad?
La mayoría de los libros tienen dentro contenido, conocimiento, pero lo más importante -según Baudino-, es saber quién los escribió. Lo importante, la pregunta central, es saber sobre el ‘ser’ de la persona que escribió esos libros y la persona que escribió estos libros, afirma, es un Santo, es un Maestro Sufi. El núcleo de su enseñanza, básicamente, nos habla de ese interés que tiene uno en esas cosas de la vida, de esas cosas que ocupan gran parte de nuestro tiempo, y de hecho nos llevan gran parte de nuestra vida.
Ese tiempo no puede ser cualquier cosa, ese tiempo vale. El punto es ¿qué hacemos nosotros con ese tiempo que nos es dado?
Uno debe tratar de amar algo que no sea inferior a uno mismo, es decir, trasladar el interés que ponemos en las cosas, el placer o el ganar prestigio -todas cosas inferiores a nosotros mismos-, hacia algo que las trascienda. Nosotros buscamos placer, fama, poder o dinero, porque estas cosas de alguna manera, nos dan un sentido de superioridad, nos dan cierto sentido de importancia. Pero cada uno de nosotros tiene en esta vida una meta y esa meta, no puede ser inferior al valor que uno tiene intrínsecamente, porque en esta vida está en juego el mayor valor, que es uno mismo.
Nos debemos preguntar, ¿qué es lo que nosotros consideramos de mayor valor? Estos libros nos cuestionan, y nos hacen reflexionar, sobre qué es lo que nosotros ponemos en primer lugar y, lo más alto para cada uno de nosotros, debiera ser lo sagrado, es decir, nuestra dimensión espiritual.
Cada uno de nosotros está al servicio de sí mismo. Sólo miramos lo que necesitamos, nuestra comodidad, nuestro interés, y esta es la raíz del sufrimiento. Hay un signo que muestra que una persona ascendió en la escala del ser y tiene que ver con que la persona deja de estar al servicio exclusivo de sí misma y comienza a ponerse al servicio de los demás. Pero por encima de este nivel, hay otro nivel que se da cuando la persona, no sólo se pone al servicio de los demás, sino que está dispuesta a tomar la carga de los otros. Ese es un signo inequívoco de que estamos en presencia de un Santo. El nivel de santidad es algo accesible para cada uno de nosotros sólo hace falta una decisión, afirma Baudino.
Pero, ¿qué es el Sufismo?
Los maestros Sufis enseñan que “quien no conoce el Amor es como si no hubiera nacido”, porque lo que da vida al ser humano no viene del cuerpo, sino que se origina en su corazón.
Puedes ver al amante y puedes ver al amado, pero no puedes ver al Amor. Y no puedes verlo, porque a pesar de que está allí, es algo que está en el cuerpo, sin ser del cuerpo, es algo que está allí, pero es invisible, porque el amante y el amado son de este mundo, pero el Amor es del otro mundo, por eso el Sufismo es el arte de entrar en el otro mundo, a través de esta vida.
Detrás del ‘yo’ hay un gran ‘Yo’, detrás del cual está ‘Dios’. Dios es el mayor valor y el mayor valor es el Amor, que sólo se abre a través del dar. Y ¿qué es lo único que podemos dar?, sólo podemos dar lo que tenemos y lo único que tenemos es a nosotros mismos, por eso Junayd dijo “Sufismo es que Dios te haga morir a ti mismo y resucitar en Él”.
”Hasta la orilla del Océano hay huellas, más allá del Océano no queda rastro alguno”, recitaba Rumi. Ahora estás en la orilla de ti mismo, si quieres ir más allá, debes abandonarla, sumergirte y bucear. Sufismo es el proceso de transformarte en Océano.
Cada uno de nosotros tiene dentro de sí mismo, la posibilidad de convertirse en Rey. Pero eso no se puede lograr si consideramos el disfrute sensual como el rango mayor de nuestra experiencia subjetiva. Hacer esto es adorar nuestra naturaleza física. Hacer esto es poner lo de mayor valor –que es nuestra naturaleza espiritual- por debajo de lo de menor valor –que es nuestra naturaleza física-.
Cada uno de nosotros aspira a diferentes cosas en la vida. Pero la meta última del camino sufí es trascender nuestra condición física para alcanzar a Dios. Mawlana Sheikh Nazim lo dijo: tenemos una sola meta en este camino, “nuestro objetivo es Dios”. Y si preguntamos “¿cómo alcanzar a Dios?”. La respuesta es, conquistando las bajas pasiones a través del amor, y esto sólo se logra siguiendo la guía de un verdadero amante, de un Santo vivo, de un auténtico Maestro Espiritual, como lo es, el autor de estos libros.
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